miércoles, 17 de septiembre de 2008

Segundo vacío

Estabas suspicazmente desnuda contemplando a las estrellas. Y estábamos recostados en tu cama revuelta y tu desnudez intacta requería de las amapolas de octubre de un país socialista. Nos besábamos mucho, al grado que los labios (cuatro) se multiplicaron para atrapar algo que no llegó, que no llegaba, en todo ese tiempo ahí, cuerpo a cuerpo, como dos insectos increibles que se comunicaban savia. Y mi desnudez precaria exigía trocitos de adiós... y así es la cosa yo te dije y me dijiste así es y nos pronunciamos frases aquellas antiquísimas que en el viento no pronuncia porque tiene los ojos negados de la noche.

(Tiziano Urbino "La venus")

Y era de noche. Y toda esa oscuridad devino en importancias. Después fue un horizonte, no de perros, sino de antropoides desproporsionados que burlaron la tez tuya, de lugar común, perezosa, que dijo un último suspiro a la distancia.

Eras y Eros te despertó con toda la ingenuidad que puede germinar en las alas de un ángel puro. Y tú dijiste alguna frase y todo aquello que puede merecer un adjetivo inalcanzable permaneció suspenso cuando la luz de esa tu casa hizo así: guiños azules, girasoles fríos de una ciudad gris imposible.

Así fue. Así, tranquilamente, como un sábado imbécil de manecillas luminosas.

Ariceaga, Alejandro; Eduardo Osorio (comp). "Segundo vacío" en A corto plazo en Obra alejandrina. IMC. México. 2007

1 comentario:

Fánel dijo...

A veces uno lee y se da cuenta que alguien más ha escrito los detalles de su vida como si lo conociera, como si supiera nuestros momentos.
Quizás alguien escribe que leo que me han escrito antes. right?