viernes, 19 de septiembre de 2008

Tercer vacío

No cuando me mirabas o yo
Ni el galo tres veces cantaba
O la perra ponía tres perritos.
Era cuando besaba tus muslos
Primero uno y después tu ombligo
Y después las cerezas de tu pecho
Y pasaba –como debe hacerse-
Hasta las partes más oscurs
Que sabían a duraznos frescos
A bosque a pino a nueces
A niño envuelto en hojas de tomillo
Que yo comía con tristeza
Y jadeabas
Y tú estabs perdida
Y la música se metía muy hondo
Y brotaban duendes
Y un esqueleto azul por los placeres.
Eras la mamá del cielo
Pariendo cielitos rojos.
A la vez eras ciruels
Con la voracidad más negra
Que puediera imaginar una pantera.
Hasta que una mañana imbécil
Con sus manecillas luminosas
Tocó el sonido de esa cama
Y tuvimos que desechar
Tirar perder matar parir
Lo que sobraba de tanto amor, amor
Entonces me tiré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Más de estos poemas, por favor.